TITLE: Diagnóstico de una lesión por latigazo

El latigazo es, por definición, la aceleración rápida seguida por una deceleración de la cabeza causando que el cuello se mueva como un látigo primero hacia al frente y después hacia atrás de forma tan veloz que los músculos no pueden reaccionar lo suficientemente rápido para controlar el movimiento. Como se reportó el mes pasado, si una colisión ocurre mientras vas en automóvil y el respaldo de la cabeza está muy abajo y/o el asiento muy reclinado y la cabeza se mueve más allá de los límites de los tejidos, ocurre un esguince o latigazo cervical.

Al reunir información sobre el paciente, esta porción de la historia es llamada “mecanismo de lesión” y es MUY IMPORTANTE, pues nos ayuda a reconstruir lo que sucedió al momento del impacto. Por ejemplo, ¿estaba girando la cabeza cuando sucedió el impacto? ¿Cuáles eran las condiciones climatológicas (visuales, del camino)? ¿Cuál fue la dirección del golpe (frontal, trasera, lateral, angular o combinación de varias)? ¿Hubo alguna volcadura? ¿Se usó el cinturón de seguridad (posicionado en el regazo y el pecho)? ¿Hubo alguna lesión causada por el cinturón de seguridad (a la espalda baja/pelvis, el pecho/senos, hombros, cuello)? ¿Hubo algún golpe sobre la cabeza, provocara o no, pérdida de la consciencia (en caso de haber pérdida de la consciencia, ¿de cuánto tiempo?)? ¿Alguna pérdida de la memoria a corto plazo o problemas residuales de comunicación (síndrome pos conmoción cerebral)? Todas estas respuestas son muy importantes para determinar el camino a seguir, establecer un diagnóstico, y elegir un plan de cuidados/tratamiento.

El mes pasado también hablamos sobre la clasificación del SLC, o síndrome de latigazo cervical, el cual fue desarrollado en 1995 por la “Quebec Task Force”. Los tipos I, II y III están definidos por el tipo de tejidos lastimados y los hallazgos en la historia clínica y las pruebas. En 2001, la “Quebec Task Force” encontró que el SLC de grado II (cuando hay pérdida de rango de movimiento o resultados neurológicos negativos) y SLC de grado III (cuando hay pérdidas tanto de movimiento como neurológicas) tienen un riesgo progresivo mayor de pasar por una recuperación larga en comparación con el SLC de grado I (aquellos con dolor, pero sin daños neurológicos o pérdida de movimiento).

Establecer un diagnostico fuerte permite tener un pronóstico preciso y recomendaciones para un plan de tratamiento. Por ejemplo, en SLC de grado II y III, se necesitan rayos x de flexión/extensión para determinar la extensión del daño a los ligamentos pues normalmente, las vértebras no deberían trasladarse o girar más de 3.5mm. De manera similar, el ángulo creado entre cada vertebra en una flexión o extensión no debería ser mayor a 11 grados de los ángulos adyacentes, si se excede, es probable que haya ocurrido daño a los ligamentos. Así que a menudo, los registros de la sala de emergencias describen poco, si no es que no cuentan con nada, de información sobre los acontecimientos que se mencionaron en el segundo párrafo y si se tomaron placas, rara vez incluyen las pruebas de flexión/extensión.

Los dolores de cabeza son otro componente del SLC. Aquí, los primeros 3 grupos de nervios que salen de los niveles superiores de la columna vertebral (C1, C2 y C3) inervan la cabeza. Cuando los pacientes describen dolores de cabeza que comienzan en la parte alta del cuello e irradia hasta la cabeza, por la distribución del dolor, podemos decir qué nervio(s) fue(ron) el/los más afectado(s). Durante la examinación, aplicar presión manual a la base del cráneo puede producir dolor si existe algún nervio herido. Mantener un registro y rastrear estos hallazgos de manera regular puede decirnos cómo va avanzando la lesión. ¡La quiropráctica está a la vanguardia del diagnóstico de SLC!