La palabra latigazo es un argot para referirse a una lesión en el cuello asociada típicamente con choques automovilísticos. Un mejor término para hablar sobre un “latigazo” cervical, es el “síndrome de latigazo cervical” (SLC) pues éste incluye un historial especifico y resultados de pruebas y exámenes.
Un choque, normalmente, está compuesto de dos fases: 1) una fase de aceleración seguida de 2) una fase de desaceleración. Las heridas o lesiones pueden suceder en cualquiera de estas fases dependiendo de lo siguiente: 1) La dirección o ángulo del impacto (de frente, por detrás, en la lateral, etc.); 2) el tamaño de los vehículos involucrados; 3) la velocidad a la que iban los automóviles; 4) el tamaño del cuello (corto y ancho o largo y delgado); 5) la dirección a la que rotó la cabeza al momento del impacto; 6) la posición de la cabecera (lo mejor es que esté a menos de 1 pulgada de la parte posterior de la cabeza y levantado hasta los oídos); 7) el ángulo y “elasticidad” del asiento; 8) el uso y posición del cinturón de seguridad; 9) la anticipación al impacto; y 10) las condiciones del camino (seco, mojado o resbaloso), entre otras cosas.
Anatómicamente, los músculos y/o tendones que los unen, los ligamentos que sostienen firmemente los huesos, las fascias (o la cobertura de los músculos), los huesos, uniones, piel, nervios, y/o vasos sanguíneos están expuestos a sufrir lesiones; todo se reduce a los diez o más factores que se mencionaron previamente, y como se discutió en el tema del mes pasado (TEPT), a si hay conmoción cerebral y el qué tan bien reaccione o se acople a su lesión la persona afecta (psicológicamente hablando). Obviamente, ¡son MUCHOS los factores que afectan el resultado de una lesión por latigazo!
Una de las partes más vulnerables del cuello, que se lastiman con frecuencia, son las pequeñas articulaciones cigapofisarias y/o sus cubrimientos (llamadas cápsulas articulares), lo cual se conoce como un esguince cervical de grado II. Imagina que la vértebra cervical es un tripié con una pierna más larga y ancha que las demás, representando las vértebras y discos que absorben impactos. Esta pierna es la que se encarga de sostener la mayor cantidad de peso en el tripié, llegando a soportar hasta un 80% del peso. Las otras dos piernas, representan las articulaciones cigapofisarias que se encuentran en la parte posterior de las vértebras y abren y cierran cuando vemos hacia abajo (se abren) o hacia arriba (se cierran). Cuando giramos la cabeza, el movimiento es realizado principalmente por las primeras dos vértebras por encima del cuello, las lesiones en esa zona comúnmente ocurren al girar la cabeza, lo cual es resultado ya sea del ángulo de la parte superior del cinturón de seguridad y/o de si la cabeza giró por el impacto. En otras palabras, es probable que siempre haya movimiento lateral de la cabeza en la mayoría de los choques por la posición del ángulo del cinturón de seguridad al cruzar el pecho. Cuando la cabeza se mueve súbitamente, hay riesgo de conmoción cerebral o daño al cerebro; los estudios han demostrado que los delicados axones y las fibras nerviosas pueden, literalmente, retorcerse o desgarrarse por la rotación de la cabeza. Además, está BIEN ESTABLECIDO que la cabeza NO tiene que golpearse contra algo para provocar una conmoción cerebral, pues la fuerza del cerebro chocando con las paredes internas del cráneo es más que suficiente para lograrlo.
Otra lesión un poco menos conocida relacionada con el SLC es la interferencia de la raíz del nervio mientras ésta sale de la espina (conocida como un esguince de grado III). Imaina que los nervios son los cables entre un apagador y la bombilla, cada uno está conectado a un área específica por donde pueden “correr”. Por ejemplo, si hay entumecimiento u hormigueo en el pulgar o dedo índice, puede significar que el nervio C6 está interferido en alguna parte entre la columna y los dedos. Como parte de los exámenes para determinar la condición de la lesión, también realizamos pruebas específicas de debilidad muscular en cada uno de los nervios asociados a ello para identificar al principal culpable, ya que cuando un nervio es interferido, pueden ocurrir problemas sensoriales y/o motores, lo cual se valida con una prueba neurológica. El disco es básicamente como una “dona de jalea” donde la jalea está localizada en la parte central del disco, la cual se mantiene en posición gracias a tejidos fibroelasticos (llamados anillos fibrosos). Cuando esta “jalea” (llamada núcleo pulposo) logra escapar del “anillo” exterior y empuja contra los nervios, puede ocurrir pérdida de sensibilidad y/o debilidad en músculos específicos. Como quiroprácticos, ¡te examinaremos cuidadosamente y te ofreceremos varios tratamientos altamente efectivos!