La anatomía de un Latigazo (o esguince) Cervical
Para entender mejor un latigazo cervical, veamos un poco de anatomía y qué es lo que se daña exactamente durante una lesión por latigazo. Nuestra columna es básicamente una cadena larga formada por bloques que son más largos en la parte de abajo y más cortos arriba; eso significa que las vértebras de la espalda baja son enormes comparadas con la del cuello. Las vértebras encajan unas con otras “asegurándose” a través de pequeñas articulaciones en la espalda llamadas articulaciones cigapofisarias y a través de discos en la parte frontal. Estas articulaciones absorben impactos entre los bloques o “vertebras de cuerpo”. Además, en el frente hay una pieza dura que sirve de barrera para que cuando el cuello se doble hacia atrás (en “extensión”), se apriete y detenga el movimiento para no sobre extender, lo cual podría fracturar las pequeñas articulaciones de la espalda.
Hay ligamentos, o tejidos que mantienen los huesos conectados, en la parte de atrás de la columna que conectan las “apófisis espinosas,” o las protuberancias en medio de la parte posterior de la espalda. Estos ligamentos detienen el movimiento excesivo hacia el frente del cuello durante un latigazo. Las cápsulas articulares envuelven las articulaciones, todos las hemos visto cuando separamos una pierna de pollo del muslo, ¿recuerdas lo suave y brilloso que estaba el final de la pierna? Esa superficie suave al final de huesos largos se llama “cartílago hialino”, y permite el deslizamiento entre nuestros huesos cuando movemos cualquier articulación, incluyendo nuestros dedos, muñecas, hombros, caderas y las articulaciones cigapofisarias de la columna. El movimiento de las articulaciones es facilitado por la presencia de una sustancia aceitosa llamada “fluido sinovial” que actúa como lubricante para la articulación permitiendo el movimiento sin dolor.
Un “esguince” ocurre cuando dañamos la cápsula articular o un ligamento, o cuando el musculo y tendón son dañados. Los esguinces son clasificados como leves, moderados o severos, o como grados 1, 2 o 3; siendo el grado 3 el peor con 75% o más de desgarre, y la recuperación toma progresivamente más tiempo con cada grado.
Durante una lesión por latigazo cervical, se sobre estiran los ligamentos del cuello, y puede ocurrir un desgarre (esguince, grados 1, 2 o 3). Si uno de los nervios queda atorado, entonces puede ocurrir entumecimiento, dolor y/o debilidad, irradiando sobre el brazo hasta llegar a la localización especifica. Cuando esto ocurre, el pronóstico a largo plazo es peor. Una conmoción cerebral también es un peligro latente si el cerebro se golpea con el interior del cráneo. Los ajustes quiroprácticos, cuando se administran a tiempo, producen los mejores resultados como tratamiento de un latigazo cervical, de acuerdo con muchos estudios.