El latigazo o esguince cervical es una lesión común que a menudo se pasa por alto o es tratada erróneamente por la falta de comprensión sobre esta condición. Algunos síntomas comunes incluyen (pero no se limitan a): dolor/rigidez del cuello y/o hombros, dolor de cabeza, mareos, fatiga, dolor de quijada; dolor, entumecimiento, hormigueo y/o debilidad en el brazo, problemas visuales, zumbidos en los oídos (tinnitus), y dolor de espalda. En casos más severos, los síntomas pueden incluir depresión, ansiedad, enojo, frustración, estrés, dependencia de medicamentos, síndrome de estrés postraumático, disturbios de sueño (insomnio), incapacidad laboral y pérdida o disminución de una vida productiva. Si ocurre un traumatismo cerebral, otros síntomas pueden incluir: dificultad de hilar pensamientos, perderse en medio de una conversación, fatiga, y “lagunas mentales”. Además, si hay demandas involucradas, la situación puede complicarse un poco más. Aunque la mayoría de las personas involucradas en accidentes automovilísticos leves se recuperan rápidamente, algunos continúan experimentando síntomas años después, y ese dolor crónico llega a tener efectos devastadores en su vida y la de sus familiares.
Un esguince cervical, es resultado del movimiento de “latigazo” que ocurre a tal velocidad que los músculos no tienen tiempo de reaccionar (menos de 300 milisegundos). A la mitad de este proceso, la columna cervical baja se extiende mientras que la superior se flexiona, resultando en una presión significativa sobre las capsulas articulares en la mitad inferior y los discos en la mitad superior del cuello. Recientemente, un interesante estudio encontró que podría haber una manera de “engañar” a los músculos del cuello para que se relajen antes de un impacto, reduciendo así la cantidad de presión que resienten las estructuras del cuello y, potencialmente, reducir la cantidad de daño en los tejidos. Cuando el impacto ocurre por detrás, los músculos del cuello suelen contraerse por una combinación de reflejos y respuestas a ciertas posturas; a través de una EMG (electromiografía) para medir la actividad muscular, los investigadores encontraron que la tensión superficial de los músculos del cuello pudo ser atenuada (disminuida) por medio de un sonido fuerte (105Db) 250 milisegundos ANTES del impacto. Después, investigaron si los músculos de movimiento involuntario de la capa profunda de la columna cervical responderían de forma similar, lo cual es importante porque estos músculos se unen directamente a las pequeñas articulaciones cigapofisarias localizadas en la parte posterior de la columna y tienen la capacidad de incrementar el estrés sobre las capsulas articulaciones durante un choque y contribuir en la lesión por latigazo. Los investigadores sometieron a doce participantes a situaciones de “latigazo” simuladas con y sin reproducirles el sonido, los resultados sugieren que un sonido fuerte antes del impacto, es capaz de reducir el esfuerzo sobre las articulaciones cigapofisarias de la columna cervical, lo que a su vez puede reducir la cantidad de daño que sufren los tejidos durante una colisión por detrás. Estos hallazgos son emocionantes pues se podrían reducir la gravedad de las lesiones si se usara un tono como ese antes de un impacto.
Los ejercicios de rango de movimiento y cuidados tempranos parecen llegar a mejores resultados que el uso del collarín y descanso. De forma similar, la terapia de manipulación que incluye movilización y tracción temprana y las terapias de tejidos blandos, también han demostrado producir mejores resultados para los pacientes. La quiropráctica ofrece estos enfoques de tratamiento a los pacientes con SLC con mayor frecuencia que otras profesiones de la salud; además, también incluimos educación para el paciente y consejos sobre postura, los métodos correctos para inclinarse, levantar, jalar o empujar algún objeto, el uso de frío y caliente (especialmente al principio), y muchos tratamientos en caseros más. Los ejercicios más comunes incluyen estiramientos, rehabilitación de la curvatura cervical, ejercicios de fortalecimiento, estabilización y balance. Si tienes mareos, podemos mostrarte ejercicios especiales para ayudarte a lidiar con ello. ¡El enfocarnos en llevar a los pacientes a estas actividades que pueden realizar por ellos mismo es algo que realmente aprecian!