El latigazo cervical (o la aceleración rápida seguido de la deceleración, o súbito paro de movimiento, de la cabeza durante el momento del latigazo) ocurre a una velocidad tan rápida, que no podemos prepararnos para ello. En otras palabras, en el tiempo que nos toma contraer voluntariamente nuestros músculos para protegernos contra una lesión, el movimiento de la cabeza y el cuello hacia el frente y atrás como “látigo”, ¡ya terminó! Cuando consideramos los detalles de lo que sucedió durante la lesión, algunas veces perdemos de vista lo que REALMENTE importa. ¿Hay alguna forma de reducir las probabilidades de resultar con dolor de cuello / cabeza o discapacidad crónica? El mes pasado, se habló sobre cómo el uso a largo plazo de un collarín NO es una buena idea, así que, ¿suáles son algunas maneras diferentes de prevenir discapacidad a largo plazo?

Un estudio muy interesante investigó sobre los primeros 14 días de tratamiento durante la etapa aguda de esguinces cervicales después de un accidente automovilístico. Los investigadores querían determinar qué consecuencias a largo plazo resultaban de dos enfoques distintos de tratamiento. En un grupo (201 pacientes, 47% del total del grupo), los pacientes eran alentados a “…actuar como de costumbre,” y continuar con sus actividades normales previas a la lesión. A los pacientes en el segundo grupo se le dio tiempo de incapacidad en el trabajo para reposar y fueron inmovilizados con un collarín. Al final de los 14 días, hubo una disminución significativa de los síntomas del primer día al 15vo día (24 horas después del tratamiento inicial de 14 días para ambos grupos). Sin embargo, cuando se reevaluaban en la marca de los 6 meses, el grupo que continúo con su rutina normal de actividades, no pidió tiempo de incapacidad en el trabajo, ni usó collarín, tuvo un “resultado significativamente mejor”, comparado con el otro grupo. Este estudio apoya la idea que el tratamiento en exceso con collarín y reposo “los condiciona” a adoptar el “papel de enfermo”, donde el paciente está excesivamente centrado en su problema. Este estudio coincide con lo que discutimos el mes pasado y acepta la filosofía quiropráctica de mantenerse activo, ejercitar, no usar un collarín, y la manipulación que ejercita y mantiene en movimiento las articulaciones para evitar que se vuelvan rígidas, ¡reduciendo de esa forma el dolor y el miedo de realizar las actividades!

Otro estudio revisó diferentes factores físicos que se presentaban y podrían estar involucrados en el desarrollo de discapacidades a largo plazo después de una lesión aguda por latigazo en un grupo de 688 pacientes. Los investigadores midieron estos factores físicos a 3, 6 y 12 meses como intervalo de tiempo, y encontraron que el riesgo relativo de una discapacidad un año después de la lesión incrementaba con lo siguiente: 1) Un incremento de 3.5 veces si se presentaban dolores iniciales intensos en el cuello y cabeza; 2) Un incremento de 4.6 veces con movimiento o rango de movimiento inicial del cuello reducido; y 3) una oportunidad 4 veces mayor con múltiples síntomas no dolorosos iniciales (como pérdida de balance, mareos, baja concentración, etc…). En otro estudio, se encontró que tanto los factores físicos como psicológicos predecían discapacidades a largo plazo. Estos incluían reportes de altos niveles de dolores iniciales y baja tolerancia a realizar actividades, edad avanzada, sensibilidad al frio, circulación alterada, y estrés postraumático moderado.

El “punto” es que, como quiroprácticos, estamos en la MEJOR posición para tratar y manejar pacientes con heridas por latigazo basados en el tipo de cuidados que realizamos y ofrecemos. Promovemos ejercicios para los músculos y articulaciones, alentamos la actividad en lugar del reposo, y minimizamos la dependencia a medicamentos, collarines, y otros enfoques negativos de tratamientos.